"El ser político, el vivir en una polis, significa que todo era decidido mediante palabras y persuasiones, y no a través de fuerza o violencia"
Este artículo es un análisis del ensayo de Hannah Arendt titulado "¿El hombre es un animal social o político?". En este texto, la autora examina la naturaleza de la vida en sociedad y el papel de la política en la existencia humana, diferenciando entre la esfera social y la política en la tradición del pensamiento occidental.
Por: José Daniel Figuera
Hannah Arendt fue una filósofa y teórica política alemana de origen judío, reconocida por sus estudios sobre el totalitarismo, la política y la condición humana. Su obra se caracteriza por una profunda reflexión sobre la naturaleza del poder, la autoridad y la libertad, así como por su análisis del pensamiento de filósofos clásicos y modernos.La concepción de la vita activa en el pensamiento de Hannah Arendt establece una conexión inseparable entre la actividad humana y el mundo compartido por los hombres. "Ninguna vida humana, ni incluso la vida del ermita en medio de la naturaleza salvaje, es posible sin un mundo que, directa o indirectamente, testimonie la presencia de otros seres humanos". La autora subraya que el mundo no es un simple escenario en el que se desarrollan las acciones humanas, sino una construcción colectiva que dá sentido a la existencia.
Dentro de las actividades humanas, Arendt destaca la acción como la única que no puede existir fuera de la sociedad. "La actividad de la labor no requiere la presencia de otros, pero un ser que 'trabajara' en completa soledad no sería humano". La acción, a diferencia del trabajo y la fabricación, es exclusivamente humana y depende de la interacción constante con otros, subrayando el carácter intrínsecamente político del ser humano.
La relación entre la acción y la vida política se ha visto distorsionada a lo largo del tiempo. Arendt señala que la tradición latina sustituyó la concepción aristotélica del hombre como zoon politikon por la de "animal socialis". "Mejor que cualquier teoría complicada, esta sustitución inconsciente de lo social por lo político revela hasta qué punto la concepción original griega de política había sido olvidada". La política, en su sentido griego original, no era una simple organización de la convivencia, sino un espacio de acción y discurso.
El concepto de sociedad también ha sufrido una transformación a lo largo de la historia. "El uso latino de la palabra societas tenía también originalmente una aceptación claramente política". Arendt observa que la idea moderna de sociedad como una condición humana fundamental es un desarrollo tardío que confunde la organización política con una mera asociación natural de individuos.
La polis griega permitió a los hombres desarrollar una "segunda vida", la bio politikos, separada de la esfera privada. "Ahora cada ciudadano pertenece a dos órdenes de existencia; y hay una gran diferencia en su vida entre lo que le es (idion) y lo que es común (koinon)". La transición de una organización basada en el parentesco a una comunidad política marcó un punto de inflexión en la concepción del espacio público.
En la política griega, sólo dos actividades eran consideradas verdaderamente políticas: la acción (praxis) y el discurso (lexis). "El ser político, el vivir en una polis, significa que todo era decidido mediante palabras y persuasiones, y no a través de fuerza o violencia". Arendt destaca que en la polis, la política no se redujo al mando y la obediencia, sino a la deliberación y el debate.
La separación entre acción y discurso en la experiencia de la polis derivó en una preeminencia del lenguaje como medio de persuasión. "El énfasis pasó de la acción hacia el discurso, y para el discurso como medio de persuasón". Este cambio desplazó la comprensión original del discurso como una acción en sí misma, transformándolo en un simple instrumento de poder.
Arendt concluye que la definición aristotélica del hombre como zoon politikon debe entenderse junto con su condición de zoon logon ekhon, un ser dotado de palabra. "Todos los que vivían fuera de la polis - esclavos y bárbaros - eran anu logos, destituidos, naturalmente, no de la facultad de hablar, sino de un modo de vida en el que el discurso y solamente el discurso tenía sentido". La autora recalca que el verdadero sentido de la política radica en la acción y el discurso como formas de participación en lo común.
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Por: José Daniel Figuera
Hannah Arendt fue una filósofa y teórica política alemana de origen judío, reconocida por sus estudios sobre el totalitarismo, la política y la condición humana. Su obra se caracteriza por una profunda reflexión sobre la naturaleza del poder, la autoridad y la libertad, así como por su análisis del pensamiento de filósofos clásicos y modernos.La concepción de la vita activa en el pensamiento de Hannah Arendt establece una conexión inseparable entre la actividad humana y el mundo compartido por los hombres. "Ninguna vida humana, ni incluso la vida del ermita en medio de la naturaleza salvaje, es posible sin un mundo que, directa o indirectamente, testimonie la presencia de otros seres humanos". La autora subraya que el mundo no es un simple escenario en el que se desarrollan las acciones humanas, sino una construcción colectiva que dá sentido a la existencia.
Dentro de las actividades humanas, Arendt destaca la acción como la única que no puede existir fuera de la sociedad. "La actividad de la labor no requiere la presencia de otros, pero un ser que 'trabajara' en completa soledad no sería humano". La acción, a diferencia del trabajo y la fabricación, es exclusivamente humana y depende de la interacción constante con otros, subrayando el carácter intrínsecamente político del ser humano.
La relación entre la acción y la vida política se ha visto distorsionada a lo largo del tiempo. Arendt señala que la tradición latina sustituyó la concepción aristotélica del hombre como zoon politikon por la de "animal socialis". "Mejor que cualquier teoría complicada, esta sustitución inconsciente de lo social por lo político revela hasta qué punto la concepción original griega de política había sido olvidada". La política, en su sentido griego original, no era una simple organización de la convivencia, sino un espacio de acción y discurso.
El concepto de sociedad también ha sufrido una transformación a lo largo de la historia. "El uso latino de la palabra societas tenía también originalmente una aceptación claramente política". Arendt observa que la idea moderna de sociedad como una condición humana fundamental es un desarrollo tardío que confunde la organización política con una mera asociación natural de individuos.
La polis griega permitió a los hombres desarrollar una "segunda vida", la bio politikos, separada de la esfera privada. "Ahora cada ciudadano pertenece a dos órdenes de existencia; y hay una gran diferencia en su vida entre lo que le es (idion) y lo que es común (koinon)". La transición de una organización basada en el parentesco a una comunidad política marcó un punto de inflexión en la concepción del espacio público.
En la política griega, sólo dos actividades eran consideradas verdaderamente políticas: la acción (praxis) y el discurso (lexis). "El ser político, el vivir en una polis, significa que todo era decidido mediante palabras y persuasiones, y no a través de fuerza o violencia". Arendt destaca que en la polis, la política no se redujo al mando y la obediencia, sino a la deliberación y el debate.
La separación entre acción y discurso en la experiencia de la polis derivó en una preeminencia del lenguaje como medio de persuasión. "El énfasis pasó de la acción hacia el discurso, y para el discurso como medio de persuasón". Este cambio desplazó la comprensión original del discurso como una acción en sí misma, transformándolo en un simple instrumento de poder.
Arendt concluye que la definición aristotélica del hombre como zoon politikon debe entenderse junto con su condición de zoon logon ekhon, un ser dotado de palabra. "Todos los que vivían fuera de la polis - esclavos y bárbaros - eran anu logos, destituidos, naturalmente, no de la facultad de hablar, sino de un modo de vida en el que el discurso y solamente el discurso tenía sentido". La autora recalca que el verdadero sentido de la política radica en la acción y el discurso como formas de participación en lo común.