
"En conjunto, los hallazgos de este estudio no solo arrojan luz sobre la historia temprana del sistema solar, sino que también plantean preguntas fascinantes sobre el origen de la vida y la distribución de agua y compuestos orgánicos en el cosmos."
Por: José Daniel Figuera
La misión Hayabusa2 de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) ha proporcionado una ventana única a los procesos que ocurrieron antes, durante y después de la formación del sistema solar. Un análisis exhaustivo de 16 partículas del asteroide Ryugu ha revelado información invaluable sobre la historia temprana de nuestro sistema solar, incluyendo la presencia de materiales primitivos que datan de antes de la formación del Sol.Los científicos descubrieron que Ryugu contiene algunos de los materiales más primitivos identificados hasta la fecha, incluyendo compuestos orgánicos que podrían haberse formado antes del sistema solar.
Materiales primitivos en Ryugu
El análisis de las muestras de Ryugu reveló la presencia de materiales que datan de la nebulosa protosolar, el disco de gas y polvo que rodeaba al Sol en formación. "Ryugu preserva algunos de los materiales más antiguos y primitivos que hemos identificado", explica Eizo Nakamura, autor principal del estudio. Estos materiales incluyen compuestos orgánicos con firmas isotópicas que sugieren su origen en el medio interestelar o en las regiones externas de la nebulosa protosolar.
Agua y alteración acuosa en el sistema solar temprano
Las muestras de Ryugu también mostraron evidencia de alteración acuosa, un proceso en el que el agua líquida interactúa con los minerales para formar nuevos compuestos. Este proceso alcanzó su punto máximo aproximadamente 2.6 millones de años después de la formación del sistema solar. "La presencia de minerales hidratados, como filosilicatos, indica que Ryugu experimentó tanto agua líquida como congelada en su historia temprana", señala Nakamura. El calor necesario para derretir el hielo probablemente provino de la desintegración de elementos radiactivos de vida corta.
El origen de Ryugu y su conexión con los cometas
Los investigadores creen que Ryugu formó parte de un cuerpo mucho más grande, un planetesimal, que se fragmentó debido a colisiones. Este planetesimal podría haber sido similar a los cometas, cuerpos helados que se originan en las regiones externas del sistema solar. "Ryugu pudo haber sido un cometa que migró hacia el sistema solar interno, perdiendo su hielo a través de la sublimación y adoptando su forma actual", explica Nakamura. Este proceso también podría explicar las diferencias en la composición de las muestras tomadas en dos sitios distintos de Ryugu.
Además, el estudio reveló que el material de Ryugu es químicamente similar a las condritas CI, un tipo de meteorito cuyas abundancias elementales coinciden con las del Sol. Esto sugiere que Ryugu representa una fuente primitiva de material que podría haber contribuido a la formación de planetas y lunas en el sistema solar.
Implicaciones para el origen de la vida
Uno de los hallazgos más emocionantes fue la detección de aminoácidos en las muestras de Ryugu. Estos compuestos orgánicos son esenciales para la vida tal como la conocemos. "La presencia de aminoácidos en Ryugu sugiere que los bloques constructores de la vida podrían haberse formado en el espacio y haber sido entregados a la Tierra a través de asteroides y cometas", destaca Nakamura. Este descubrimiento respalda la hipótesis de que el material extraterrestre pudo haber jugado un papel crucial en el origen de la vida en nuestro planeta.
En conjunto, los hallazgos de este estudio no solo arrojan luz sobre la historia temprana del sistema solar, sino que también plantean preguntas fascinantes sobre el origen de la vida y la distribución de agua y compuestos orgánicos en el cosmos. ¿Podrían asteroides como Ryugu ser la clave para entender nuestros orígenes cósmicos?
Fuente de la investigación
Eizo Nakamura et al. On the origin and evolution of the asteroid Ryugu: A comprehensive geochemical perspective. Proceedings of the Japan Academy, Series B, 2022; 98 (6): 227. DOI: 10.2183/pjab.98.015.