"El capitalismo no necesita de un dios para ser una religión; su culto reside en el consumo y su dogma en el crecimiento infinito."
Análisis del pensamiento de Slavoj Žižek sobre cómo el capitalismo opera como una religión moderna.
Por: José Daniel Figuera
Consumo: el nuevo culto religioso
Para Žižek, el capitalismo ha transformado el consumo en un acto ritual. Las personas ya no compran simplemente por necesidad, sino que lo hacen buscando sentido y realización. La publicidad y el marketing actúan como sacerdotes modernos, prometiendo felicidad, éxito y pertenencia a través de productos y servicios.
Este fenómeno no solo genera una dependencia emocional del consumo, sino que también perpetúa un ciclo de insatisfacción. Como en una religión, el fiel siempre está a la espera de una recompensa que nunca llega. El consumo, por tanto, se convierte en una forma de control, manteniendo a los individuos atrapados en la lógica del sistema.
Crisis y crecimiento: el dogma capitalista
El capitalismo se sostiene sobre la creencia en el crecimiento infinito, un principio que Žižek critica como insostenible. Este "dogma" económico ignora las limitaciones ecológicas y sociales, mientras promueve un modelo de desarrollo que agrava las desigualdades y las crisis ambientales.
Según Žižek, estas crisis no son fallos del sistema, sino mecanismos inherentes que lo refuerzan. La precariedad laboral, la recesión económica y el cambio climático son pruebas de un sistema que avanza hacia su propia autodestrucción. Sin embargo, en lugar de cuestionar su validez, las sociedades modernas suelen reforzar su fe en el capitalismo como única solución.