
"Simone Weil ha entrado en mí y habla conmigo todo el tiempo. Siento que soy una reencarnación suya." — Byung-Chul Han
Por: José Daniel Figuera
El filósofo Byung-Chul Han (Corea del Sur, 1959) vive como piensa: en contracorriente. Duerme de día, escribe de noche y solo redacta tres frases diarias. "Soy extremadamente perezoso. Trabajo en el jardín, toco el piano y quizá escribo una hora al día", confesó a EL PAÍS en una rara entrevista en Berlín. Su último libro, La crisis de la narración, denuncia que las historias hoy son puro marketing: "La narración se ha vuelto indistinguible de la publicidad".
El arte de vivir "al revés"
Han —autor de La sociedad del cansancio (2015)— compara al ser humano con un instrumento del capital: "Marx ya lo dijo: la libertad individual es el ardid del capital. Nos hace creer que somos libres, pero solo producimos para reproducirlo". Su rutina es un acto de sabotaje: toca a Bach en su piano Steinway, cultiva su jardín y evita el smartphone. "Bajo la coerción del rendimiento, no hay libertad posible", sentencia.
Crítica a la sociedad hiperconectada
Para Han, las redes sociales han destruido la comunicación auténtica: "La gente camina con los oídos tapados por auriculares. No escuchan el mundo". Critica incluso el #MeToo radicalizado: "Luchar contra la violencia sexual es bueno, pero ahora el movimiento se ha vuelto contraproducente. Ha destruido el eros y la seducción". Su diagnóstico es claro: vivimos en una "sociedad de la transparencia" donde todo se reduce a datos y autoexplotación.
El filósofo coreano-alemán es un devoto de la lentitud. En su casa entre el bosque y un lago, pasa horas clasificando plantas o interpretando las Variaciones Goldberg de Bach. "Tengo que tocar el piano cada día, si no, me enfermo", admite. Rechaza las entrevistas —"mis libros hablan por mí"— y solo concede unas pocas al año, siempre en lugares como el cementerio berlinés donde yacen los hermanos Grimm.
Han no se considera un autor en el sentido tradicional: "Los pensamientos en mis libros no son míos. Los recibo y los copio. No reclamo autoría: por eso son más sabios que yo". Pese a su ritmo lento —"escribo tres frases diarias que acaban siendo un libro"—, publica casi un título anual. Sus obras, breves y afiladas, mezclan a Walter Benjamin, Emmanuel Levinas y Simone Weil, a quien considera su "maestra interna".
El pensador coreano llegó a Alemania a los 22 años, engañando a sus padres: les dijo que estudiaba metalurgia, no filosofía. "Nunca vi a mis padres leer un libro. Soy una mutación", confiesa. Alemania se convirtió en su "hogar espiritual" tras escuchar a Bach a los 16 años. Hoy, divide su tiempo entre Berlín y una casa rural, donde reflexiona sobre el silencio y la contemplación como actos políticos.
Un legado controvertido
Críticos como Wolfram Eilenberger lo acusan de repetir ideas: "Es como un pájaro carpintero que picotea siempre el mismo tronco". Jesús Zamora Bonilla, filósofo español, señala que sus libros son "una sucesión de frases brillantes, pero poco argumentadas". Han lo admite: "Mis primeros textos eran herméticos. Ahora busco claridad, aunque algunos me tilden de superficial".
Al finalizar la entrevista, Han invita a cenar a un restaurante italiano cerca del Checkpoint Charlie. Bebe vino Rioja Gran Reserva —"me ayuda a dormir"— y recuerda su infancia en Corea: "Allí encuentro los aromas que me hacen sentir en casa". Pero insiste: su verdadero hogar es Alemania, donde eligió vivir "al revés" para escapar de lo que llama "la vida al revés de la humanidad": "El ser humano destruye lo que le da vida. Yo elijo lo contrario".
Fuente
Entrevista a Byung-Chul Han en EL PAÍS (agosto, 2023). Libros citados: The Burnout Society (2015) y The Crisis of Narration (2023).