
"Vivimos en la era del individuo-tirano, una condición civilizatoria sin precedentes que abole la base común para dar paso a un enjambre de seres resentidos."
Por: José Daniel Figuera
Éric Sadin, filósofo y escritor francés, ha dedicado su obra a desentrañar los fenómenos que gobiernan nuestras vidas en la era digital. En su último libro, El individuo tirano, Sadin explora cómo la tecnología ha exacerbado el individualismo y fragmentado las sociedades occidentales. "La respuesta a nuestra crisis actual es multidimensional", afirma Sadin, "y nace de un ethos individualista que ha dominado el mundo durante décadas".
La tecnología y la ruptura de la confianza
Sadin sostiene que la caída del Muro de Berlín marcó el inicio de una ruptura definitiva entre los individuos, el cuerpo social y las instituciones. "En dos décadas, hemos pasado del entusiasmo inicial por las tecnologías digitales a una profunda desilusión", explica. A principios de la década de 2010, sistemas con capacidades interpretativas y sugestivas comenzaron a enmarcar nuestras vidas con fines comerciales. "Esto fue el punto de partida de mi exploración sobre los efectos inducidos por la tecnología en nuestras psiques", añade Sadin.
El individuo tirano y el falso empoderamiento
El concepto de "individuo tirano" es central en la obra de Sadin. "Vivimos un momento de extrema saturación política y económica que reaviva la intención de no quedarnos de brazos cruzados", afirma. Este individualismo extremo se manifiesta en el uso de tecnologías que nos dan una sensación de control, pero que en realidad nos aíslan. "El smartphone es un símbolo de este fenómeno", señala Sadin. "La 'i' del iPhone representa la ilusión de autonomía y autorrealización, pero en realidad refuerza las lógicas neoliberales".
Redes sociales y la ingobernabilidad permanente
Las redes sociales, según Sadin, han normalizado una relación inflada con la realidad y los demás. "Twitter y Instagram han creado una interfaz para exponernos y recibir validación, pero también han brutalizado los intercambios y estilizado la existencia pública", explica. Esto ha llevado a un estado de "ingobernabilidad permanente", donde la ira y el resentimiento se expresan constantemente, pero sin un compromiso político concreto. "La disimetría entre el discurso y la acción es un drama de nuestra época", concluye Sadin.
La pandemia, según Sadin, ha intensificado nuestra dependencia de la tecnología. "El confinamiento impuso la necesidad de realizar actividades en línea, lo que ha naturalizado la ausencia de presencia física", afirma. Esto ha dado lugar a una nueva globalización de los servicios, donde la ubicación es cada vez menos relevante. "Estamos asistiendo a un borrado progresivo del cuerpo y la presencia", advierte Sadin.
Finalmente, Sadin aboga por una democracia radical que fomente proyectos alternativos menos preocupados por el lucro. "Debemos defender el derecho a experimentar otros modos de existencia más virtuosos y solidarios", afirma. "Es hora de sustituir las pasiones tristes por la alegría de implicarnos en los asuntos comunes".
Fuente de la investigación
Éric Sadin. El individuo tirano. Caja Negra, 2023.