Michel Foucault analiza la razón al servicio del poder del Estado

Michel Foucault analiza la razón y el poder del Estado
"«Debemos liberar nuestra subjetividad, nuestra relación con nosotros mismos»"


Por: José Daniel Figuera

En una entrevista realizada en 1979 para la revista estadounidense *Campus Report*, el filósofo francés Michel Foucault profundizó en temas como la razón, el poder del Estado y la violencia, ofreciendo una perspectiva crítica que sigue resonando en la actualidad. La conversación, titulada «Foucault Examines Reason in Service of State Power», revela las reflexiones del pensador sobre cómo la racionalidad moderna se entrelaza con mecanismos de control y dominación.

La influencia de Foucault en Francia y Estados Unidos

Foucault destacó las diferencias en la recepción de su trabajo entre Francia y Estados Unidos. Mientras que en Francia su obra formaba parte de la cultura popular, en Estados Unidos su influencia se limitaba principalmente a los círculos académicos. Según el filósofo, esto se debía a la crisis política y cultural que atravesaba la universidad francesa desde 1964, la cual permitió que sus ideas trascendieran el ámbito académico y se integraran en movimientos sociales como el feminismo y los derechos de los homosexuales. «Desde 1964, la universidad francesa sufre una crisis profunda —una crisis a la vez política y cultural», explicó Foucault.

La realización del individuo y la subjetividad

Al abordar el tema de la «realización del individuo», Foucault criticó la idea de que la subjetividad es un componente natural y no político. Para él, la identidad y la individualidad son construcciones influenciadas por factores sociales y políticos. El filósofo advirtió sobre los peligros de aceptar una subjetividad impuesta, como la que promueve el psicoanálisis, y abogó por liberar nuestra relación con nosotros mismos de estas estructuras. «Debemos liberar nuestra subjetividad, nuestra relación con nosotros mismos», afirmó.

La paradoja del Estado moderno

Foucault señaló una paradoja fundamental del Estado moderno: su preocupación por la vida individual coexiste con su capacidad para ejercer violencia a gran escala. Citó como ejemplo el primer libro sobre salud pública en Francia, escrito en 1784, justo antes de la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas. Este contraste entre el cuidado de la vida y la práctica de la muerte es, según Foucault, una característica central del poder estatal. «Es en el momento mismo en que el Estado comenzaba a practicar sus mayores masacres cuando comenzó a preocuparse por la salud física y mental de los individuos», explicó.

El filósofo también comparó el control estatal en sociedades capitalistas y socialistas, destacando que en países como la Unión Soviética y China el control sobre la vida individual es igualmente intenso. Foucault recordó que los soviéticos habían masacrado a millones de personas en nombre del socialismo, demostrando que la violencia y el control son inherentes a todas las sociedades modernas. «La masacre de las masas y el control individual son dos características profundas de todas las sociedades modernas», afirmó.

Uno de los puntos más provocadores de la entrevista fue la relación entre racionalidad y violencia. Foucault argumentó que la violencia no es incompatible con la razón; de hecho, su peligro radica en su racionalidad. «Lo más peligroso en la violencia es su racionalidad», afirmó, desafiando la idea de que un mundo racional estaría libre de violencia.

Al ser cuestionado sobre su relación con otros críticos del poder, como Thomas Szasz, Foucault aclaró que su trabajo no se centra en las instituciones, como lo hace Erving Goffman, sino en la racionalización de la gestión del individuo. Su objetivo es analizar cómo la racionalidad opera en las instituciones y en la conducta humana, revelando las lógicas que sustentan el poder. «Mi problema no es atacar la razón, sino determinar la naturaleza de esta racionalidad que es tan compatible con la violencia», explicó.

Foucault también compartió cómo sus experiencias en países como Suecia, Polonia y Alemania influyeron en su pensamiento. Estas sociedades, aunque cercanas a la francesa, le permitieron observar tendencias que en su país pasaban desapercibidas. Por ejemplo, en Suecia pudo ver de cerca los avances en bienestar social, mientras que en Polonia confrontó las contradicciones de un sistema socialista. «Esas sociedades se me han aparecido, a veces, como una exageración o una exacerbación de la mía», dijo.

Aunque reconoció que el poder político siempre implica dominación, Foucault destacó que los seres humanos tienen una capacidad inherente para resistir. «Nadie quiere ser mandado», afirmó, recordando que la historia está llena de ejemplos de inestabilidad y revolución.

Finalmente, Foucault admitió que sus obras no son estrictamente históricas ni literarias, sino una forma de «ficción histórica». Aunque reconoció que sus interpretaciones pueden ser parciales o exageradas, confió en que sus libros adquieran verdad en el futuro, influyendo en la realidad presente. Un ejemplo de esto fue cómo los prisioneros en Francia utilizaron su libro *Vigilar y castigar* durante una rebelión, demostrando el impacto tangible de sus ideas. «Mi esperanza está en que mis libros adquieran su verdad una vez escritos —y no antes», concluyó.

Fuente de la investigación

M. Dillon. Foucault Examines Reason in Service of State Power. Campus Report, 1979; Núm. 6.

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