¿Por qué TikTok preocupa tanto a los gobiernos del mundo?






"En el contexto político, TikTok se ha transformado en un arma de influencia ideológica sin precedentes. Los gobiernos han comenzado a entender que controlar o regular plataformas como TikTok no solo es una cuestión de ciberseguridad, sino también de hegemonía cultural e ideológica."


Cronología completa de las tensiones entre TikTok y el gobierno de EE. UU., desde la ley firmada por Biden hasta la intervención de Trump.

Por: José Daniel Figuera

La historia más reciente del enfrentamiento entre TikTok y el gobierno de Estados Unidos ha dado un giro inesperado con la intervención directa de Donald Trump, ahora como presidente en su segundo mandato. Desde abril de 2024, cuando Joe Biden firmó el proyecto de ley que exigía la venta o prohibición de TikTok, hasta enero de 2025, cuando Trump emitió una orden ejecutiva que retrasa la prohibición, los eventos han sido una montaña rusa de decisiones judiciales, declaraciones políticas y movimientos empresariales que mantienen en vilo el futuro de la plataforma.


 

Un año de tensiones políticas y legales

El conflicto comenzó el 24 de abril de 2024, cuando el presidente Joe Biden firmó una ley que obligaba a ByteDance, propietario chino de TikTok, a vender la aplicación o enfrentar una prohibición total en Estados Unidos. El Senado aprobó la medida por una amplia mayoría (80-19), argumentando que buscaba proteger la privacidad de los datos de los ciudadanos y la seguridad nacional. En respuesta, TikTok presentó una demanda el 7 de mayo de 2024, calificando la ley como una violación de la Primera Enmienda y argumentando que había invertido miles de millones para proteger los datos de los usuarios estadounidenses.


El conflicto escaló rápidamente. Ocho usuarios de TikTok demandaron al gobierno federal el 14 de mayo de 2024, calificando la prohibición como “inconstitucionalmente amplia”. Sin embargo, los tribunales fallaron en contra de TikTok en múltiples ocasiones. El Tribunal de Apelaciones del Circuito de DC rechazó una petición de revisión de la ley el 6 de diciembre de 2024, alegando que las preocupaciones de seguridad nacional tenían más peso que los derechos constitucionales de la empresa.


La llegada de Trump y el cambio de dirección

Con la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024, el enfoque sobre TikTok tomó un rumbo inesperado. El 16 de diciembre de 2024, el CEO de TikTok, Shou Zi Chew, se reunió con Trump en Mar-a-Lago, buscando evitar la inminente prohibición programada para el 19 de enero de 2025. Sin embargo, la Corte Suprema rechazó el 18 de diciembre de 2024 la solicitud de TikTok de bloquear temporalmente la ley, dejando el destino de la aplicación en manos de la administración entrante.

El 19 de enero, a medianoche, TikTok quedó oficialmente prohibido en Estados Unidos. Durante más de 12 horas, los usuarios estadounidenses no pudieron acceder a la plataforma, mientras los proveedores de servicios de Internet y las tiendas de aplicaciones cumplían con la ley. 

La resurrección de TikTok y la orden ejecutiva de Trump

Ese mismo día, Trump anunció que firmaría una orden ejecutiva para retrasar la prohibición por 75 días, con el objetivo de encontrar una solución. Durante un mitin de celebración inaugural, afirmó: “TikTok está de vuelta” y sugirió la creación de una empresa conjunta en la que Estados Unidos poseería el 50% de la compañía. Esta medida fue criticada por el senador Kevin Cramer, quien cuestionó su legalidad y la posible interferencia en la separación de poderes.

El 20 de enero, figuras destacadas como Tim Cook, Joe Rogan y el CEO de TikTok asistieron a la toma de posesión de Trump. Más tarde, el empresario Jimmy Donaldson, conocido como Mr. Beast, anunció su intención de liderar un grupo de inversores para comprar TikTok, acompañado del empresario tecnológico Jesse Tinsley. Ese mismo día, el senador Tom Cotton advirtió que cualquier empresa que facilite a TikTok podría enfrentar sanciones severas.

Un conflicto que involucra a China y nuevos actores

Mientras tanto, en China, los funcionarios del gobierno consideraron vender las operaciones estadounidenses de TikTok al multimillonario Elon Musk, un aliado cercano de Trump, según Bloomberg. Sin embargo, ByteDance sigue prefiriendo mantener el control de la plataforma. El 14 de enero, analistas estimaron que las operaciones de TikTok en Estados Unidos podrían valer hasta 50.000 millones de dólares si incluyen su algoritmo.

En paralelo, episodios de violencia relacionados con el conflicto también acapararon titulares. El 19 de enero, un joven de 19 años fue arrestado por incendiar la oficina del representante Glenn Grothman, alegando que su motivación fue la prohibición de TikTok.

¿Cuál es el futuro de TikTok?

Con la orden ejecutiva de Trump, TikTok tiene un respiro de 75 días para negociar su futuro en Estados Unidos. Durante este tiempo, ByteDance deberá decidir si acepta una venta parcial, se convierte en una empresa conjunta con propietarios estadounidenses o enfrenta nuevamente el espectro de la prohibición. La situación se complica con la presión de los legisladores, las demandas judiciales y los intereses empresariales de figuras como Mr. Beast y Elon Musk.

Por ahora, la incertidumbre domina el panorama, y las decisiones que se tomen en las próximas semanas podrían definir no solo el futuro de TikTok, sino también el curso de las relaciones entre Estados Unidos y China en el ámbito tecnológico.

La importancia estratégica de TikTok: usuarios, datos e influencia ideológica.

TikTok no es solo una red social, sino una de las plataformas digitales más influyentes del mundo, con más de 1.500 millones de usuarios activos mensuales a nivel global. Su alcance masivo la convierte en una herramienta clave para modelar la opinión pública y captar la atención de las generaciones más jóvenes. Esta capacidad de penetración es única, ya que la mayoría de sus usuarios tienen entre 16 y 24 años, una franja demográfica que define tendencias culturales, tecnológicas y políticas a nivel global.

El verdadero poder de TikTok radica en la cantidad y calidad de los datos que recopila. Cada interacción de los usuarios, desde los vídeos que miran hasta el tiempo que pasan en la plataforma, alimenta un sofisticado algoritmo de inteligencia artificial. Este sistema no solo personaliza el contenido, sino que también permite a la empresa comprender a nivel granular los intereses, las preocupaciones y los patrones de comportamiento de millones de personas. En manos de un actor político o económico, esta información puede ser utilizada para orientar campañas de marketing, influir en elecciones o promover ideologías específicas.

En el contexto político, TikTok se ha transformado en un arma de influencia ideológica sin precedentes. Los gobiernos han comenzado a entender que controlar o regular plataformas como TikTok no solo es una cuestión de ciberseguridad, sino también de hegemonía cultural e ideológica. La capacidad de TikTok para viralizar mensajes y generar movimientos sociales masivos ha sido observada en protestas, campañas electorales y debates globales sobre temas como el cambio climático y los derechos humanos. Este poder, combinado con su origen chino, ha generado tensiones sobre quién controla y utiliza esta herramienta.

Además, TikTok representa un nuevo campo de batalla en la competencia tecnológica entre Estados Unidos y China. Mientras las redes sociales occidentales como Facebook e Instagram dominaban la narrativa global, TikTok rompió ese monopolio, posicionándose como un competidor directo que no solo desafía a Silicon Valley, sino que también amplía la influencia cultural de China. Para los gobiernos, especialmente el estadounidense, esta presencia extranjera plantea riesgos estratégicos, ya que los datos de millones de ciudadanos y la capacidad de influir en ellos están bajo el control de una empresa extranjera.

Por último, el éxito de TikTok demuestra cómo la combinación de tecnología, datos masivos y diseño algorítmico puede cambiar el equilibrio del poder ideológico. En una era en la que el contenido viral puede marcar el destino de políticos, empresas y movimientos sociales, poseer una plataforma como TikTok no solo es una ventaja tecnológica, sino también una herramienta para definir qué historias se cuentan y cómo se perciben en todo el mundo. Esto convierte a TikTok en un actor estratégico de primer orden en el siglo XXI.

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