La era de la poshumanidad | por Slavoj Zizek







"Fredric Jameson señaló que, hoy en día, es mucho más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. Esta sarcástica idea se está convirtiendo en realidad" Slavoj Zizek  
 



Artículo del filósofo esloveno Slavoj Zizek, que forma parte de una entrevista realizado por The Economist el 8 de octubre de 2018.         



 
  

Por: Slavoj Zizek

No se trata en primer lugar de la automatización y robotización del proceso de producción, sino más bien del papel cada vez más importante de la ciencia, las máquinas y los medios digitales en el control y la regulación social.
 


El registro detallado de todos nuestros actos y hábitos permite a la máquina digital conocernos a nosotros mismos, incluso a nuestra psique, mejor que nosotros mismos. De esta manera, el control social ya no necesita ejercerse en el viejo modo “totalitario”, a través de la dominación abierta: ya estamos manipulados y regulados cuando actuamos libremente, siguiendo simplemente nuestras necesidades y deseos.

Pero hay otra característica que justifica el término “posthumanidad”: la perspectiva de una conexión directa entre nuestro cerebro y la red digital. Cuando esto sucede, perdemos la distancia básica que nos hace humanos, la distancia entre la realidad externa y nuestra vida interior, donde podemos “pensar lo que queremos”. Con mis pensamientos, puedo intervenir directamente en la realidad, pero la máquina también sabe directamente lo que pienso.

En los últimos años de su vida, Stephen Hawking experimentó con una tecnología para comunicarse con el mundo: su cerebro estaba conectado a un ordenador, de modo que sus pensamientos podían elegir palabras y formar frases, que luego se transmitían a un sintetizador de voz para que se dijeran en voz alta. Fredric Jameson señaló que, hoy en día, es mucho más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. Esta sarcástica idea se está convirtiendo en realidad: parece que, en alguna nueva forma, el capitalismo sobrevivirá efectivamente al fin, no del mundo, sino de la humanidad.

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