Un activista intelectual | por Ignacio Ramonet











"Es, a escala global, lo que Jean-Paul Sartre fue para Francia en los años 1950 y 1960: una referencia en términos de pensamiento crítico, lucidez comprometida y activismo político."  
 



Artículo del periodista y catedratico español, Ignacio Ramonet, Director de Le Monde Diplomatique de 1990 a 2008   



Por: Ignacio Ramonet
  
Ignorado por los medios dominantes franceses, Noam Chomsky fue elegido en 2005 por los lectores de la revista británica Prospect “el mayor intelectual vivo”. 





Es, a escala global, lo que Jean-Paul Sartre fue para Francia en los años 1950 y 1960: una referencia en términos de pensamiento crítico, lucidez comprometida y activismo político.

Si hiciera falta una prueba de la importancia intelectual de este Voltaire de nuestro tiempo, aquí la tenemos: los prestigiosos  Cahiers de l'Herne  acaban de dedicarle su último número.

Tan rico en contenido que la obra se vuelve inmediatamente imprescindible para quienes deseen profundizar su conocimiento del pensamiento chomskyano.

Desde la introducción, los dos autores intelectuales del  Cahier, Jean Bricmont y Julie Franck, establecen un tono – serio, ordenado, cartesiano – perfectamente acorde con esta lógica a la vez implacable y jubilosa que caracteriza la reflexión y los escritos del autor. estudiado, y como lo demuestran los comentarios recogidos por Daniel Mermet . Bricmont y Franck recuerdan que Chomsky fue, inicialmente, un investigador adscrito a una visión científica del mundo. Que provocó, como lingüista, en las décadas de 1960 y 1970, una auténtica revolución en los estudios del lenguaje y la gramática, hasta el punto de revolucionar la neurociencia cognitiva.

En este sentido, una de las principales contribuciones conceptuales de Chomsky a la comprensión de nuestras sociedades es su esclarecedor análisis de los mecanismos ideológicos que, como una camisa de fuerza invisible, mantienen a la población voluntariamente sujeta a la dominación de una minoría poderosa. En un libro fundamental, Manufacturing Consent, escrito con Edward Herman, Chomsky analiza los factores periodísticos, económicos y sociológicos que permiten lo que él llama “lavado de cerebro en libertad”. Inauguró así una nueva línea de estudios sobre los medios de comunicación que se convertiría en escuela y que también le granjearía ataques de una ferocidad excepcional.

Pero todo está para leer en esta entrega estructurada en cinco partes: “Teoría lingüística y procesos del lenguaje”, “Ciencias cognitivas y filosofía de la mente”, “Chomsky y la intelectualidad”, “Libertad de expresión” y “Política: teoría y práctica” – y al que contribuyeron Susan George, Jean Ziegler, Normand Baillargeon, etc. Sin olvidar, la suntuosa guinda del pastel, la transcripción de un debate de 1971 entre Chomsky y Michel Foucault (léase “Chomsky-Foucault: “Justicia contra poder” (1971) ”).

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