Esta novela satírica del siglo XIX es una representación maravillosa de las deficiencias sociales de la era victoriana y una introducción matemática experta en el mundo de las múltiples dimensiones.
Imagen: "Negro y Violeta" por Wassily Kandinsky
Filosóficamente, una obra maestra. Psicológicamente, una pesadilla.
El libro escrito por el director y teólogo Edwin Abbott Abbott en 1884 precede a la obra de Einstein sobre la relatividad y presenta el mundo de la geometría multidimensional a través de los ojos de un escritor ficticio, A. Square, que también es el personaje principal de la novela. A. Square es un habitante de Flatland, un mundo de dos dimensiones, donde los lados más iguales tienes, más alto estás en la jerarquía social. Los habitantes de Flatland son formas geométricas 2D que van desde las más simples (Mujeres, que son líneas rectas, y Triángulos irregulares que aspiran a convertirse en Isósceles) hasta los polígonos más complejos y tan altos como círculos perfectos (Sacerdotes).
La vida en Flatland, aunque aparentemente aburrida, es una lucha continua por el logro y la supervivencia. Si se encuentra en una posición baja en la jerarquía social, lo único que puede ayudarlo a lidiar con este asunto es la esperanza de que sus descendientes ocupen un lugar más alto. Por lo general, hay un aumento en el lado de cada generación, si todo va según lo planeado.
El retrato de las mujeres es escandaloso, incluso para la sátira. Las mujeres en Flatland no solo son las formas de vida más bajas, una línea recta y mortal, sino que no tienen educación, no tienen aspiraciones, ni opiniones propias, ni siquiera una memoria a largo plazo. Aparte de llevar niños, son completamente inútiles en esta tierra bidimensional.
La Era victoriana es conocida por la forma en que trató a las mujeres, su lucha por los derechos y el reconocimiento, pero Abbott está enfatizando la posición social femenina a niveles catastróficos (están más allá de la educación y pueden matar con sus puntos agudos a la menor provocación o incluso como un resultado de un estornudo). Son emocionales y carecen de razón.
Teniendo en cuenta el hecho de que Abbott era un teólogo, su tesis también puede considerarse que apoya la idea del mundo sobrenatural o espiritual: los seres de otras dimensiones pueden interactuar con los humanos, pero estos últimos no están equipados sensorial o intelectualmente para recibir o comprender adecuadamente esto. Tipo de comunicación. Dado que el año fue 1884, la teología y la ciencia no se consideraron necesariamente por separado y, a menudo, se fusionaron en las vidas de los académicos. La relevancia actual de la novela, sin embargo, está vinculada principalmente a los valores matemáticos y satíricos.
Planilandia es uno de esos volúmenes mágicos con los que el lector no tiene otra alternativa que sentir un cariño especial. Es imprescindible hacer una consideración antes de leerlo: estamos hablando de una novela que tiene 130 años de antigüedad, y que cuando se escribió, la teoría de la relatividad no se había formulado, la mecánica cuántica era totalmente desconocida y prácticamente ningún físico o matemático tenía el valor para desafiar la geometría euclidiana e imaginar geometrías espaciales curvas, ni mucho menos con dimensionalidad infinita. Hilbert no publicaría sus teorías hasta décadas más tarde.
Edwin Abbott abogaba por conseguir la total emancipación de la mujer y otorgarle una igualdad universal frente al hombre, del mismo modo, defendía la instauración de una democracia popular basada el sufragio universal para derrocar la lacra de una clase social dirigente. Estos principios aparecen esbozados con mimo en el relato.
El libro, además, permite un acercamiento fácil e indoloro al concepto de multidimensionalidad, convirtiendo a su autor en un auténtico visionario muy adelantado a su tiempo.
Aquí tienen el libro para su consulta:
Planilandia - PDF