Deleuze y Guattari: Filosofía para Pensar el Deseo y la Revolución

Deleuze y Guattari: filosofía del deseo y revolución
"El deseo no carece de nada, no carece de su objeto." — Deleuze y Guattari


Por: José Daniel Figuera

En el panorama filosófico del siglo XX, pocos pensamientos han sido tan radicales como el que desarrollaron Gilles Deleuze y Félix Guattari. Su obra conjunta, especialmente "El Anti-Edipo" y "Mil Mesetas", revolucionó la comprensión del deseo, no como falta sino como flujo productivo que desafía las estructuras establecidas. Para ellos, el deseo era una máquina de guerra contra el psicoanálisis tradicional y el capitalismo, una fuerza creativa que podía reconfigurar el mundo.

El deseo como producción, no como falta

Contra Freud y Lacan, Deleuze y Guattari propusieron una concepción del deseo no como carencia, sino como proceso positivo de producción. Su concepto de "máquina deseante" transformó la comprensión de la subjetividad: ya no individuos aislados, sino conexiones y flujos en constante movimiento. Esta visión influyó profundamente en el arte contemporáneo, donde la creación se entiende cada vez más como un proceso rizomático, descentrado y colectivo.

El arte posinternet, las prácticas colaborativas y el arte relacional deben mucho a esta concepción deleuziana. Cuando artistas como Rirkrit Tiravanija crean espacios de interacción social, están materializando precisamente esta idea del deseo como conexión productiva. La obra deja de ser objeto para convertirse en proceso, en línea directa con el pensamiento de Deleuze y Guattari.

Capitalismo y esquizofrenia: una crítica radical

En "El Anti-Edipo", los filósofos analizaron cómo el capitalismo captura y codifica los flujos deseantes. Su propuesta de "esquizoanálisis" fue un intento de liberar el deseo de estas estructuras represivas. Esta crítica resuena hoy en artistas como Banksy, cuyo trabajo explora precisamente estas tensiones entre creación y cooptación capitalista.

La noción de "cuerpo sin órganos" (CsO), otro de sus conceptos clave, ha inspirado performances que desafían las categorías corporales establecidas. Artistas como Matthew Barney o la misma Marina Abramović han explorado estos límites, creando obras que son verdaderos experimentos con los flujos deseantes y las posibilidades corporales.

Rizomas y revoluciones: nuevas formas de resistencia

El concepto de rizoma, desarrollado en "Mil Mesetas", ofrece un modelo alternativo al pensamiento arbóreo tradicional. En el arte, esto se traduce en estructuras no jerárquicas, obras abiertas y colaborativas. Colectivos artísticos como Superflex o Raqs Media Collective encarnan esta práctica rizomática, donde la autoría se difumina y las conexiones proliferan.

La revolución, para Deleuze y Guattari, no era un evento puntual sino un proceso constante de desterritorialización. Este pensamiento alimenta movimientos artísticos que buscan escapar a las categorizaciones fáciles, creando espacios de indeterminación y posibilidad. En un mundo hipercodificado, su filosofía sigue ofreciendo herramientas para pensar y crear de otro modo.

¿Cómo sería un arte verdaderamente deleuziano hoy? Probablemente sería aquel que lograra escapar tanto al mercado como a las categorías establecidas, que hiciera fluir los deseos en nuevas direcciones, creando conexiones inesperadas. Un arte que, como querían Deleuze y Guattari, fuera máquina de guerra contra lo establecido y máquina deseante de nuevos mundos posibles.


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