"Es fundamental distinguir entre los principios universales de la izquierda y las estrategias divisivas que caracterizan al woke"
Susan Neiman reflexiona sobre el impacto global de su libro y analiza las diferencias entre la izquierda y el concepto de "woke".
Por: José Daniel Figuera
En una entrevista reciente con BBC Mundo, la filósofa estadounidense Susan Neiman reflexionó sobre las diferencias fundamentales entre ser de izquierda y el concepto de "woke", tema central de su más reciente libro Izquierda no es woke, que ha sido traducido a más de una decena de idiomas. Neiman, quien dirige el Einstein Forum en Alemania desde el año 2000, admite estar sorprendida por la repercusión internacional de su obra. "No sé por qué se interesan por él en Tailandia, Líbano o Croacia", comentó, "Me sorprendió lo internacional que parece ser el problema".
Para la filósofa, la confusión entre izquierda y woke está debilitando a los movimientos progresistas en todo el mundo. "El objetivo del libro es precisamente analizar eso que la está debilitando, porque la gente está confundida", explicó. Según Neiman, esta problemática se originó en universidades estadounidenses, pero pronto se expandió globalmente, influyendo incluso en resultados electorales como el triunfo de Donald Trump en 2016.
Un problema de definiciones
Susan Neiman define el woke como una amalgama de emociones tradicionales de izquierda con supuestos filosóficos más cercanos a la derecha. "El woke está muy alimentado por elementos que han sido tradicionales de la izquierda: 'En caso de duda, ponerse del lado de los oprimidos' es uno de ellos", explicó. Sin embargo, señaló que esto convive con ideas que no son propiamente progresistas, como la obsesión por la diversidad entendida como un fin supremo. "La diversidad es un bien, pero no el bien supremo. Es un insulto para las mujeres contratarlas sólo porque son mujeres, de igual forma que para la gente de color asumir que simplemente por eso tienen una especie de autoridad".
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Neiman enfatiza que su libro no pretende definir el woke, sino más bien clarificar qué significa ser de izquierda en la actualidad. Para ella, la izquierda se fundamenta en tres pilares esenciales: universalismo frente a tribalismo, lucha por la justicia en lugar de simplemente poder, y la convicción de que el progreso es posible, aunque no inevitable. "Decir que no hemos progresado en la lucha contra el racismo y el sexismo es una visión muy peligrosa, porque lleva a la gente a desesperarse por el progreso a futuro", alertó.
América Latina y el dilema woke
El impacto de su libro en países como Brasil y Chile también llamó la atención de Neiman. "Lo que me dijo la gente a la que le gustó el libro es que esto es lo que necesitaban, porque sentían que Lula y Gabriel Boric, para poder armar coaliciones, tenían que incluir cosas que les parecían demasiado woke". Entre los temas que generaron controversia, mencionó las discusiones sobre baños de género, calificándolos como "un tema inventado" que políticos como Trump han usado con éxito para distraer del debate central sobre derechos sociales.
Neiman también cuestionó la relevancia de seguir debatiendo conceptos como la lucha de clases de la manera en que lo hicieron Marx y Engels hace 150 años. "Tratar de discutir sobre clases cuando en ninguna parte del mundo la clase está estructurada como lo estaba en los tiempos de Marx y Engels tiene muy poco sentido para mí", afirmó. Además, descartó la efectividad de las revoluciones armadas, señalando que "la lucha armada, como los gobiernos autoritarios, niega el concepto de derechos humanos que es central en mi definición de izquierda universalista".
Los peligros de la confusión
Neiman advierte que equiparar la izquierda con el woke no sólo es incorrecto, sino peligroso. "La idea de que no hay nada más que poder, que las pretensiones de justicia no son más que exageraciones, le encanta a los dictadores de derecha y a los dictadores que se llaman a sí mismos de izquierda, pero está también muy presente en las tradiciones woke", argumentó. Para ella, esta visión tribalista contradice los valores universales que la izquierda debería defender.
Sobre el panorama político en Estados Unidos, criticó la estrategia de identidad política adoptada por algunos demócratas. "Aunque Kamala Harris no hizo una campaña woke, Joe Biden sí lo hizo. Es curioso: el viejo hombre blanco de la Casa Blanca era extremadamente woke". Además, expresó su descontento con la designación de Ketanji Brown Jackson para la Corte Suprema, asegurando que "esto no se trata de identidad, sino de justicia".
Una crítica a la izquierda actual
Para Neiman, el verdadero reto de la izquierda es recuperar los principios universales que alguna vez definieron sus luchas. Enfatizó la importancia de construir frentes populares para enfrentar el auge del fascismo y el neofascismo, pero insistió en que esto no debe hacerse sacrificando la búsqueda de justicia social en favor de la política de identidad. "Para la izquierda, los derechos sociales son auténticos derechos, tan importantes como los derechos políticos", concluyó.
En un mundo cada vez más polarizado, el libro de Susan Neiman busca aportar claridad a un debate que, según ella, ha sido distorsionado por agendas identitarias. "Es fundamental distinguir entre los principios universales de la izquierda y las estrategias divisivas que caracterizan al woke", afirmó.