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"Muchas personas saben que sus actividades son rastreadas, si bien pocas entienden para qué se usan esos datos. Un dilema de conocimiento contra consentimiento, un ecosistema donde la tecnología escribe un manual sobre la humanidad."
Introducción al Internet de los Comportamientos
El IoB recoge datos y los examina para convertirlos en historias que tendrán el objetivo de persuadir a los consumidores o ayudar a los pacientes, entre otras cosas. Surge del Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), aunque va más allá.
Un reloj inteligente no solo mide pasos, ritmo cardíaco y demás, también revela rutinas y estilos de vida. Esto es así al punto de que, según un estudio realizado por ExpressVPN, el IoB podría ser un riesgo para la privacidad.
Muchas personas saben que sus actividades son rastreadas, si bien pocas entienden para qué se usan esos datos. Un dilema de conocimiento contra consentimiento, un ecosistema donde la tecnología escribe un manual sobre la humanidad.
Aplicaciones del IoB en el marketing
El marketing encuentra en el IoB un aliado perfecto: los anuncios ya no son al azar, sino susurros diseñados para cada oído en particular. Las empresas identifican patrones y predicen deseos, porque esta tecnología permite:
- Predecir según clics y búsquedas.
- Entender intereses antes de que se expresen.
- Automatizar a partir de datos.
No es casualidad que en 2023 se hayan gastado casi 650 000 millones de euros en publicidad digital. Cada vez más, los consumidores reciben mensajes que parecen leerles la mente.
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Impacto del IoB en el sector de la salud
La salud también se transforma con el IoB: un wearable es capaz de salvar vidas. De hecho, el 81 % de los usuarios de este tipo de dispositivos afirma sentirse más conectado con su bienestar.
Además, quienes los utilizan pueden compartir datos con su médico para prevenir problemas de salud y recibir tratamientos más personalizados. Esos datos bien usados reducen riesgos y permiten vivir una vida más larga y mejor.
Consideraciones éticas y de privacidad
La recopilación masiva de datos plantea una pregunta difícil: ¿quién decide qué hacer con esa información? Leyes como el GDPR en la Unión Europea intentan marcar límites. Sin embargo, la tecnología siempre avanza más rápido que las normativas y esto tiene consecuencias.
El futuro del IoB
Nuevas aplicaciones del IoB emergen permanentemente en muchísimos otros ámbitos. Las empresas enfrentan dilemas éticos y los consumidores están desprotegidos. El IoB es tecnología, claro, pero también un reflejo de cómo la humanidad usa su conocimiento.
La sinfonía invisible de los datos
El Internet de los Comportamientos es un espejo fragmentado en el que pueden verse deseos, temores y secretos. Su avance es tan innegable como su sombra.
La humanidad debe decidir: ¿será esta sinfonía de datos un canto a la libertad o una melodía de control? El IoB no es el destino final, es el comienzo de un nuevo viaje en el que la ética será la brújula o el eco perdido.