"El hombre nace libre, y en todas partes está encadenado." Jean-Jacques Rousseau
Según Rousseau, el "contrato social" permite que la comunidad funcione como una "voluntad general" que busca el beneficio de todos sus miembros. A diferencia de otros pensadores, Rousseau cree que esta voluntad general no debe ser la simple suma de intereses individuales, sino una visión unificada que represente lo mejor para la sociedad en conjunto. Así, el individuo no se somete a otros individuos, sino que se compromete a formar parte de un sistema en el que cada uno es igual y libre.
El contrato social también redefine la libertad. Rousseau distingue entre la libertad natural, que es el derecho de hacer lo que uno quiera, y la libertad civil, que es la libertad que se gana al vivir en sociedad bajo leyes justas. Para él, la verdadera libertad no significa vivir sin restricciones, sino vivir bajo reglas que uno mismo, como miembro de la voluntad general, ha ayudado a establecer. Así, al participar en la vida cívica, las personas alcanzan una libertad moral y una autonomía superior a la libertad puramente individual.
Este contrato también implica obligaciones. Los ciudadanos aceptan someterse a las leyes y al interés común, pero a cambio ganan la seguridad y estabilidad de vivir en una sociedad organizada. Rousseau enfatiza que el poder político legítimo debe surgir de esta voluntad general, no de la fuerza o de la autoridad de un monarca. De este modo, la autoridad de un gobierno solo es justa si representa la voluntad general y respeta la libertad de sus ciudadanos.
La idea de contrato social de Rousseau ha sido muy influyente en la filosofía política y en el desarrollo de la democracia moderna. Su teoría establece una base para la participación ciudadana y la igualdad dentro de la sociedad, defendiendo que un gobierno solo es legítimo cuando responde al interés común. Rousseau inspiró movimientos revolucionarios y fue un precursor de las ideas de soberanía popular y de derechos civiles.
Para Rousseau, el contrato social es la clave de una sociedad justa y equitativa, donde la libertad y la igualdad se logran a través de la unión de todos sus ciudadanos en un acuerdo común. Esta visión idealista plantea una sociedad donde cada persona es libre, pero no individualista, donde la libertad de uno está ligada al bienestar de todos.