"Viajar es fatal para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente." Mark Twain
Explora los mejores lugares de Bariloche, desde el Cerro Catedral hasta el mágico Circuito Chico. ¡Una aventura inolvidable.
Por: Aura Leonett
Bariloche me recibió con su aire fresco de montaña, donde el azul del lago Nahuel Huapi se mezcla con el blanco de las cumbres nevadas. Desde el primer día, supe que estaba en un lugar especial. Mi primera parada fue el famoso Cerro Catedral, un paraíso para los amantes del esquí y el snowboard. Aunque no soy una experta en deportes de nieve, no pude resistirme a probar una clase. La adrenalina de deslizarme por las pistas, rodeada de un paisaje tan majestuoso, fue una experiencia que jamás olvidaré. Para quienes no esquían, el solo hecho de subir en el teleférico y admirar las vistas panorámicas ya es un premio.
Bariloche me recibió con su aire fresco de montaña, donde el azul del lago Nahuel Huapi se mezcla con el blanco de las cumbres nevadas. Desde el primer día, supe que estaba en un lugar especial. Mi primera parada fue el famoso Cerro Catedral, un paraíso para los amantes del esquí y el snowboard. Aunque no soy una experta en deportes de nieve, no pude resistirme a probar una clase. La adrenalina de deslizarme por las pistas, rodeada de un paisaje tan majestuoso, fue una experiencia que jamás olvidaré. Para quienes no esquían, el solo hecho de subir en el teleférico y admirar las vistas panorámicas ya es un premio.
Al día siguiente, me adentré en el Circuito Chico, una ruta escénica que te permite descubrir lo mejor de los alrededores de Bariloche. Cada curva del camino me regalaba una postal diferente: lagos cristalinos, bosques frondosos y vistas espectaculares. Hice una parada en el Punto Panorámico, donde el Nahuel Huapi se extiende en todo su esplendor. Desde allí, pude ver el Hotel Llao Llao, un ícono de lujo y elegancia, perfectamente ubicado entre montañas y lagos. Aunque no me hospedé allí, tomé un té en su salón y me deleité con la tranquilidad del lugar.
Uno de los momentos más mágicos fue el recorrido hacia el Cerro Campanario. Subí en aerosilla y, en la cima, me quedé sin palabras. Las vistas desde el mirador son impresionantes; los colores del lago Moreno, el Nahuel Huapi y las islas que emergen en el horizonte crean una escena digna de un cuadro. Fue el lugar perfecto para desconectar y sentirme parte de la naturaleza.
Por supuesto, no podía dejar Bariloche sin hacer una excursión al Parque Nacional Nahuel Huapi. Este parque es un tesoro natural donde caminé por senderos que serpentean entre bosques antiguos, ríos y cascadas. Mi ruta favorita fue hacia el Lago Mascardi, un lago de aguas tranquilas rodeado de montañas imponentes. Aquí, todo es paz; los sonidos de la naturaleza llenan el aire y el tiempo parece detenerse.
Antes de terminar mi aventura, hice una visita al centro de Bariloche, donde las chocolaterías son una parada obligada. Probé chocolates artesanales en varias tiendas, cada uno mejor que el anterior. Además, el ambiente alpino de la ciudad, con sus casas de madera y calles pintorescas, te hace sentir en un pequeño pueblo europeo.
Bariloche es más que un destino turístico; es un lugar donde la naturaleza te envuelve y te invita a descubrir su magia. Si buscas un viaje que combine aventura, paisajes inigualables y momentos de calma, no dudes en visitar Bariloche. Cada rincón tiene algo único que ofrecer, y te aseguro que, como yo, querrás volver una y otra vez.
Uno de los momentos más mágicos fue el recorrido hacia el Cerro Campanario. Subí en aerosilla y, en la cima, me quedé sin palabras. Las vistas desde el mirador son impresionantes; los colores del lago Moreno, el Nahuel Huapi y las islas que emergen en el horizonte crean una escena digna de un cuadro. Fue el lugar perfecto para desconectar y sentirme parte de la naturaleza.
Por supuesto, no podía dejar Bariloche sin hacer una excursión al Parque Nacional Nahuel Huapi. Este parque es un tesoro natural donde caminé por senderos que serpentean entre bosques antiguos, ríos y cascadas. Mi ruta favorita fue hacia el Lago Mascardi, un lago de aguas tranquilas rodeado de montañas imponentes. Aquí, todo es paz; los sonidos de la naturaleza llenan el aire y el tiempo parece detenerse.
Antes de terminar mi aventura, hice una visita al centro de Bariloche, donde las chocolaterías son una parada obligada. Probé chocolates artesanales en varias tiendas, cada uno mejor que el anterior. Además, el ambiente alpino de la ciudad, con sus casas de madera y calles pintorescas, te hace sentir en un pequeño pueblo europeo.
Bariloche es más que un destino turístico; es un lugar donde la naturaleza te envuelve y te invita a descubrir su magia. Si buscas un viaje que combine aventura, paisajes inigualables y momentos de calma, no dudes en visitar Bariloche. Cada rincón tiene algo único que ofrecer, y te aseguro que, como yo, querrás volver una y otra vez.