Ética, política y comedia | por Giorgio Agamben ~ Bloghemia Ética, política y comedia | por Giorgio Agamben

Ética, política y comedia | por Giorgio Agamben







"En realidad, lo humano no es una sustancia cuyas fronteras puedan trazarse de una vez por todas; es más bien un proceso siempre en curso, en el que el hombre no deja de ser inhumano y animal y, al mismo tiempo, de convertirse en un ser humano.." Giorgio Agamben  
 


Artículo del filósofo italiano, Giorgio Agamben, publicado 11 de marzo de 2024.


Por: Giorgio Agamben 


Es necesario reflexionar sobre la singular circunstancia de que las dos máximas que han intentado definir con mayor agudeza el estatus ético y político de la humanidad en la modernidad provienen de la comedia. Homo homini lupus –piedra angular de la política occidental– está en Plauto ( Asinaria , v.495, donde advierte en tono jocoso contra quienes no saben quién es el otro hombre) y homo sum, humani nihil a me alienum puto , quizás el más feliz formulación del fundamento de toda ética, leemos en Terencio ( Heautontim. , v.77).



No menos sorprendente es que la definición del principio de derecho "dar a cada uno lo suyo" ( suum cuique tribuere ) fuera percibida por los antiguos como la definición más adecuada de lo que se trata en la comedia: así lo afirma una glosa sobre Terencio sin reservas: lo cómico por excelencia es asignar unicuique personae quod propriom est . Si a cada hombre se le asigna el carácter que lo define, se vuelve ridículo. O, de manera más general, cualquier intento de definir lo que es humano necesariamente termina en comedia. Esto es lo que muestra la caricatura, en la que el gesto de captar a toda costa la humanidad de cada individuo se convierte, según todas las pruebas, en una burla y es verdaderamente ridículo.


Platón debe haber tenido algo parecido en mente cuando modeló los personajes de sus diálogos a partir de los mimos decididamente cómicos de Sofro y Epicarmo. "Conócete a ti mismo" es el principio antitético de toda arrogancia trágica y sólo puede dar lugar a un juego y a una broma, aunque éstos puedan ser y sean perfectamente serios. En realidad, lo humano no es una sustancia cuyas fronteras puedan trazarse de una vez por todas; es más bien un proceso siempre en curso, en el que el hombre no deja de ser inhumano y animal y, al mismo tiempo, de convertirse en un ser humano. Humano y hablante. Por eso, mientras la tragedia pone en expresión lo que no es humano y, en el momento en que el héroe toma repentina y amargamente la conciencia de su inhumanidad, termina en el mutismo, la persona , es decir, la máscara cómica, confía la sonrisa como única enunciación posible de lo que ya no es y sigue siendo humano. Y frente al incesante y odioso intento de Occidente de asignar a la tragedia la definición de ética y de política, es necesario recordar cada vez que la habitación del hombre en la Tierra es una comedia, tal vez no divina, pero que, sin embargo, delata su secreta y contenida solidaridad con la idea de la felicidad.
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