El Tiempo del Silencio | por Byung-Chul Han ~ Bloghemia El Tiempo del Silencio | por Byung-Chul Han

El Tiempo del Silencio | por Byung-Chul Han






"Hoy día, el exceso de información, de transparencia y de rendimiento nos ha conducido a un tiempo incapaz de callar ni de concluir ningún proceso, un tiempo que ya no exhala ningún aroma " Byung-Chul Han 
 




Artículo del filósofo surcoreano, Byung-Chul Han que explora la noción de conclusión en Hegel y su aplicación en narrativas, rituales y experiencias humanas. Han destaca la importancia del tiempo narrativo y los instantes concluyentes en contraste con la saturación de imágenes digitales contemporáneas. 




  
Por: Byung Chul Han 

Hegel escribe en la Ciencia de la lógica: «Todo lo racional es una conclusión». Para Hegel la conclusión no es una categoría de la lógica formal. Se da una conclusión cuando el principio y el final de un proceso ofrecen una conexión con sentido, una unidad con sentido, cuando están enlazados entre sí. Así, la narración es una conclusión. En virtud de su conclusión produce un sentido.





También los rituales y las ceremonias son formas de conclusión. Así tienen su propio tiempo, su propio ritmo y compás. Constituyen procesos narrativos, que se sustraen a la aceleración. Sería un sacrilegio acelerar la acción de un sacrificio. En cambio, el procesador puede acelerarse sin fin, porque no trabaja narrativamente, sino tan solo de modo aditivo. Las narraciones no pueden acelerarse por capricho. La aceleración destruye su propia estructura peculiar de sentido y de tiempo. Es inquietante en la actual experiencia del tiempo no la aceleración como tal, sino la falta de conclusión, es decir, la falta de compás y ritmo en las cosas. 

No solo el tiempo narrativo es una conclusión. También es una conclusión el instante que hace feliz y llena, pues está cerrado en sí mismo. En cierto modo no tiene nada a su alrededor. Descansa en sí y se basta a sí mismo. Y así carece de pasado y futuro, de recuerdo y expectativa, es decir, de «cuidado» en el sentido de Heidegger. Llena de dicha esta ausencia de cuidado. Pero vivimos necesariamente más de un instante. Y así caemos de él ineludiblemente. En lo sucesivo nos acordamos de él como un momento. Por eso, tal instante se distingue del tiempo narrativo, que tiene otra forma de duración distinta por completo. 

Barthes, en su estudio de fotografía, La cámara lúcida, cita a Kafka: «Mis historias son algo así como cerrar los ojos». Y observa a este respecto: «La fotografía ha de ser silenciosa. Eso no es una cuestión de “discreción”, sino de música. La subjetividad absoluta se alcanza solamente en un estado de silencio, de esfuerzo por el silencio (cerrar los ojos significa hacer que la imagen hable en el silencio)». La subjetividad absoluta es la subjetividad en forma de conclusión. Sin silencio se dispersa y no puede volver a sí misma. Y sin retorno no puede cerrarse. Se hace depresiva. 

Las actuales imágenes digitales carecen de silencio y, por tanto, de música, e incluso de aroma. También el aroma es una forma de conclusión. Las imágenes sin silencio no hablan o narran, sino que hacen ruido. Frente a estas imágenes que «zumban» no se pueden cerrar los ojos. El ojo cerrado es dibujarse la conclusión. Hoy la percepción es incapaz de conclusión, pues hace zapping a través de una red digital sin fin. El rápido cambio de imágenes imposibilita cerrar los ojos, pues esto presupone una demora contemplativa. Las imágenes están construidas hoy de tal manera que no es posible cerrar los ojos. Entre ellas y el ojo se produce un contacto inmediato, que no admite ninguna distancia contemplativa. La coacción a la permanente vigilia y visibilidad dificulta cerrar los ojos. La transparencia es la expresión de la hipervigilia e hipervisibilidad.   

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