¿La filosofía es un arte o una ciencia? | por Friedrich Nietzsche ~ Bloghemia ¿La filosofía es un arte o una ciencia? | por Friedrich Nietzsche

¿La filosofía es un arte o una ciencia? | por Friedrich Nietzsche



Leonardo AI/Bloghemia/José Daniel Figuera






"Pretendemos transformarnos el mundo a base de imágenes hasta el punto de hacernos temblar. Esto sí que está en nuestras manos. Si os tapáis los oídos vuestros ojos verán nuestros mitos." 
Friedrich Nietzsche
 





Texto del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, publicado en "El libro del filósofo" o Das Philosophenbuch.

Por: Friedrich Nietzsche


Existe gran perplejidad a la hora de decidir si la filosofía es un arte o una ciencia. Es arte en sus fines y en su realización, pero comparte con la ciencia el medio, la representación mediante conceptos. Es una forma de arte poético. No se la debe clasificar, por lo cual deberíamos encontrar y caracterizar una categoría.

La fisiografía del filósofo. Conoce poetizando y poetiza conociendo. No crece, quiero decir, la filosofía no sigue el curso de las otras ciencias, ni siquiera en el caso de que ciertos dominios del filósofo pasen gradualmente a manos de la ciencia. Heráclito no puede envejecer. Es la poesía fuera de los límites de la experiencia, prolongación del instinto mítico; también básicamente en imágenes. La representación matemática no pertenece a la naturaleza de la filosofía. Superación del saber por fuerzas creadoras de mitos. Notable Kant: saber y ciencia. Afinidad profunda entre los filósofos y los fundadores de religiones.




 

Extraño problema: descomposición de los sistemas filosóficos. Inaudito, tanto para la ciencia como para el arte. Con las religiones ocurre algo parecido: esto es lo notable y lo característico.


Nuestro entendimiento es una fuerza de superficie, es superficial. Esto se llama también «subjetivo». Conoce mediante conceptos, es decir, nuestro pensamiento consiste en clasificar, en denominar. Se trata, por tanto, de algo que remonta a una arbitrariedad del hombre y que no llega a la cosa en cuanto tal. El hombre alcanza un conocimiento absoluto únicamente a base de cálculo y en las formas del espacio; los límites últimos de todo lo cognoscible son cantidades. El hombre no comprende ninguna cualidad; sólo una cantidad.


¿Cuál puede ser la finalidad de tal fuerza de superficie? Al concepto corresponde ante todo la imagen; las imágenes son pensamiento primitivo, es decir, las superficies de las cosas concentradas en el espejo del ojo.


La imagen es una cosa y el problema aritmético otra.

¡Imágenes en el ojo humano! Esto domina todo el ser humano: ¡desde el ojo!

¡Sujeto! ¡El oído escucha el sonido! Una concepción completamente distinta, maravillosa, del mismo mundo.

El arte descansa en la imprecisión de la visión.

También en el oído hay imprecisión en cuanto al ritmo, temperatura, etc. He aquí otra nueva base del arte.


Se trata de una fuerza en nosotros que nos hace percibir con más intensidad los grandes rasgos de la imagen del espejo y también de una fuerza que acentúa el mismo ritmo más allá de la imprecisión real. Tiene que ser una fuerza artística porque crea. Su medio principal consiste en omitir, no ver y no oír. Por tanto es anticientífica, ya que no manifiesta el mismo interés por todo lo percibido.


La palabra sólo contiene una imagen; de ahí el concepto. En consecuencia, el pensamiento cuenta con magnitudes artísticas. Toda denominación es una tentativa de alcanzar la imagen.


Mantenemos una relación superficial respecto de todo ser verdadero, hablamos el lenguaje del símbolo, de la imagen. A continuación añadimos algo con fuerza creadora, reforzando los rasgos principales y olvidando los accesorios.


Apología del arte.— Nuestra vida pública, política y social desemboca en un equilibrio de egoísmos: solución del problema relativo al modo de lograr una existencia soportable sin ninguna fuerza de amor, puramente por la prudencia de los egoísmos interesados.

Nuestra época siente odio al arte como lo siente a la religión. No admite un arreglo ni por una referencia al más allá ni por una referencia a la transfiguración del mundo del arte. Para ella todo esto es «poesía» estéril, diversión, etc. Nuestros «poetas» están a la altura de las circunstancias. Pero ¡el arte en cuanto algo terriblemente serio! ¡La nueva metafísica en cuanto algo terriblemente serio!


Pretendemos transformarnos el mundo a base de imágenes hasta el punto de hacernos temblar. Esto sí que está en nuestras manos. Si os tapáis los oídos vuestros ojos verán nuestros mitos. Nuestras maldiciones os alcanzarán. La ciencia tiene que demostrar ahora su utilidad. Se ha convertido en una nodriza y está al servicio del egoísmo: el Estado y la sociedad la han tomado a su servicio con el fin de explotarla para sus fines. 

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