La Ciencia, el eterno dilema | por David Valentin Torres ~ Bloghemia La Ciencia, el eterno dilema | por David Valentin Torres

La Ciencia, el eterno dilema | por David Valentin Torres






"¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida más fácil, nos aporta tan poca felicidad? La repuesta es esta, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con acierto." (Albert Einstein) 
                                 




 Artículo del educador  David Valentín Torres, titulado "La Ciencia, el eterno dilema"





Por: David Valentín Torres

    Es indudable que la ciencia ha demostrado importantes avances para la civilización. Tanto en el campo de la tecnología, medicina y derivados; ha permitido que las sociedades ostenten un nivel de vida de acuerdo a sus requerimientos. Se ha surcado el espacio, aterrizado en otros planetas y provisto de insumos medicinales a una población que, a su vez, está siendo envenenada, contaminada y enfermada; incluso, con alimentos provenientes de la naturaleza. ¿Es, por tanto, la ciencia tan eficaz y perfecta como insiste en aseverarlo?

El escollo de ello resulta en que la generalidad no discierne respecto al alto precio que se paga para obtener una vivencia de calidad, cómoda y, supuestamente, salubre. En este aspecto, amerita replantearse si los medios justifican el fin…

Las letras y artes también pueden tener efectos colaterales y contraproducentes, siempre que se utilicen indebidamente. En realidad, nada ni nadie está exento de hacer un uso erróneo e inadecuado de una profesión determinada. Sin embargo, esta es una elección personal, no impuesta ni obligada.

En cuanto a la ciencia y sus variantes, se da el matiz de la diferencia con respecto a las facetas artísticas o literarias acotadas. A grandes rasgos, carece de una ética elemental, desde el laboratorio y hasta el resultado final. Es cierto…, dicho sin acritud: “es lo que corresponde hacer para que vivas sano, feliz y confortablemente”. Este es el eterno dilema, el cual no parece entenderse ni asimilarse correctamente.

Para mayor desazón, obedece a unos lineamientos impuestos socialmente y, en lo cotidiano, la sorna de algunos científicos se manifiesta cuando se antagoniza, dan contraargumentos, replantea o desobedece a lo dogmáticamente constituido.

Probablemente haya que echar un vistazo a los “cadáveres” que ha dejado la práctica científica durante su trayectoria. No se está profiriendo un ataque ni insinuando su ineficiencia, sino su ausencia de moral y civismo. Tampoco se está culpando por sus desmanes, únicamente se intenta reprobar su supremacía y dogmatismo exacerbado.

El eterno dilema de la ciencia no trata de que funcione o no, sino que sus prácticas no obedecen a una cordura, sensibilidad ni ética propia de esta civilización humana. Ocurrió con la religión de hace unos pocos siglos, ahora parece que el “dios” predominante, salvador, perfecto, al que se le debe culto, es precisamente al mencionado en este tema.

Conservando el respeto y considerando las beatitudes científicas, igualmente se puede clarificar este dilema cuando NO SE ESTÁ DE ACUERDO o DISCREPA, tanto en sus medios y métodos, como en la “ciega fe” a aceptar lo que se trata de imponer igual a un “surtidor de bondades” para el mundo.

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